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jueves, 29 de agosto de 2013

THE NEWSROOM - 1x05 - Amen






Sobre la ética y los sermones.

En el quinto corte de la primera temporada se visita uno de los acontecimientos más relevantes del movimiento conocido como "Primavera árabe". La plaza Tahrir ha sido sitiada y permanece en alerta tanto por las reivindicaciones populares como por la amenaza militar. Nuestro equipo cubre la noticia con un reportero que es herido en pos de un buen titular, presionado y voluntario, haciéndose el héroe como algunos creen que son.

El hecho desencadena una serie de acontecimientos que guiarán todo el episodio hasta el final, una redención que libra a cualquiera de la cárcel con una tarjeta de visita, y a dormir plácidamente.

Neal busca un reportero local, que sufrirá un rapto con su requerida recompensa, por lo que la culpabilidad se instalará en él. También Don sufrirá de la misma apoplejía moral, pues es quien forzó la situación primera en El Cairo. Maggie trabaja más en la relación sentimental de Jim que en la redacción, pero no salen bien los planes y también siente remordimientos. En cuanto a MacKenzie, ella ha sido traicionada por su novio debido a intereses políticos y deja plantado a quien tanto prometía. Y por último, Will, que siempre lleva la batuta de la representación general, intenta solucionar el ataque de chismorreos con una compra, pero en el camino a hacerlo se enfurece y suelta su último discurso sobre ética. La defensa de su equipo no pasa porque estén haciendo el bien (aquello que debería tratar la ética, para más ayuda, tomar en cuenta la denominada "ley moral" en Kant o el concepto heraclíteo de fuego en el hogar) sino porque se pasen el día redimiéndose de una culpa, causada a veces, otrora impuesta estructuralmente.

El caso es que todo termina solucionándose temprana y dulcemente con un exceso de ternura para resolver el día de San Valentín y remarcar el valor humano de un equipo que siempre está disponible, cubre a sus compañeros y perdona constantemente sus errores. Porque de eso trata la vida, ¿verdad? de una redención por los pecados originales que no nos permiten realizar una vida plena y libre, y nos obliga a trabajar por el perdón ajeno que nunca llegará a actualizarse. O no.

El sermón es harto reprobable, y arcaico en el tono, pero el capítulo termina por funcionar en cuanto a la narración amena de un rato más de puro entretenimiento.
¿Estáis de acuerdo con el discurso de Will sobre lo que es periodismo?


Por Javier Moreno

miércoles, 28 de agosto de 2013

THE NEWSROOM - 1x04 - I'll try to fix you











Avanza el desarrollo de todos los personajes, aunque por turnos para evitar la saturación. La trama se vuelve más personal y se adentra en los míticos debates sobre el rigor o el sensacionalismo en la información, polarizando de nuevo la opinión con pocos ángulos a los que adherirse sin pervertir la visión crítica.

Los pesos pesados siguen manteniendo las conversaciones principales, relegando a los secundarios a las discusiones sobre banalidades, relaciones sentimentales adolescentes o sueños absurdos para buscar la broma por repetición. Como el caso de Maggie y Don, con Jim de fondo, o el ejemplo de libro del énfasis de Neal por la existencia del Bigfoot. Sorkin flaquea y muestra lo mejor de sí mismo en esta serie, pero también lo peor, pues ajusta los ritmos pero falla en la genialidad de un guión glorioso por su contenido. Ha dado con la poción para el formato, pero debe esforzarse en contar algo interesante.

La polémica sigue siendo política, sobre armas, críticas no constructivas y fanatismos varios, pero viene introducida por las citas promiscuas de Will, que busca a toda costa encontrar a alguien como MacKenzie y frustra todas sus oportunidades por problemas profesionales llevamos al plano personal.

Una trampa está siendo hilada y orquestada por aquella mala víbora que ya amenazaba en el capítulo anterior, pero no lo vemos (o eso creen desde la dirección) hasta el último minuto.

Un acierto: la banda sonora del último y vertiginoso tramo, más lento que de costumbre en el desarrollo verbal, pero más apto en la narración descriptiva. La prosopografía alcanza el clímax al callar las gargantas y sentir los estómagos, con la sucesión de una acción propia de una redacción, descrita desde lo más profundo y siguiendo los pasos, bien enlazados, hasta llegar al éxito, algo que debemos suponer que ocurre con frecuencia (y que no creo con tanta fe).

Minutos finales que dan la razón de nuevo a Sorkin, con los que asentimos y pensamos: "este tipo lo ha vuelto a hacer".

¿Tú también crees que este guionista, Aaron Sorkin, mejora en una historia más limitada como en una película? ¿O crees que se le da mejor el desarrollo lento de una serie?  



martes, 27 de agosto de 2013

THE NEWSROOM - 1x03 - The 112th congress






Con templada caligrafía rubrica Sorkin su tercer episodio de The Newsroom. Aquí se vuelca en el apartado informativo, comunicativo. Se centra en proteger la profesión y la veracidad de los profesionales que se dedican a la "verdad".

La serie se calma un poco al rotar el protagonismo de los histéricos Will y MacKenzie, por lo que vemos las caras menos relevantes hasta el momento y conocemos sus problemas más allá de la redacción. Maggie y Don no combinan sus alianzas y viven un tren de rupturas, plan que anima y entristece a la vez a Jim, que ha ido perdiendo fuerza y se comporta como un desdichado adolescente al que el acné pasa la factura de la ingenuidad.
Mientras tanto, las noticias siguen un curso frenético, siendo principal protagonista del capítulo. Las elecciones se acercan y la preocupación política aumenta, reflejando los intereses personales de cada miembro de la plantilla en la redacción. Y aquí es donde peca, en mi opinión, el fundamento de la serie. Se muestran los bandos, buenos y malos, como siempre. Obvios y malintencionados los malos, valientes y perdedores los buenos, polarizando nuestra opinión sin engranajes que aporten matices. La posición del protagonista ha de ser una que valga para todos pero que asombre con la ruptura entre los polos, y así es, como el tren que se ve venir en la lejanía: ruge rápido pero se oye con antelación.
La información sigue fluyendo al más puro estilo americano (estadounidense), con datos y números, gráficos y nombres que ninguno recordaremos pero que apabullan al más "pintao". Significan poco, pero entre el bullicio nos convencen y salimos airados con, al menos, haber leído todos los subtítulos sin pulsar el "pause".

En la lucha por la moral universal, el estandarte del coraje lo lleva a cabo Charlie, jefe de Will, que se enfrenta a la directiva en esa sala oscura y con pinta de juicio final. Él parece obstinarse en la fidelidad de la cadena para con su fiel audiencia, que llaman "electores" una y otra vez como para dar a entender que la información tiene como principal función guiar a la votación democrática. Su duelo es contra Jane Fonda, verdadera dueña de la cadena, quien amenaza con despedir a Will, un peso pesado, y mete en el dilema típico a Charlie, que buscará la solución por su parte.

Nuestra apuesta es, como siempre, por los buenos. Pero no tengo muy claro quién es el bueno, o si realmente hay algún bueno. Algunos personajes se quedan en el plano firme de la interpretación básica y funcional, mientras que en otros se aprecia, y se exige, algún cariz propio del actor o de la actriz.

Sloan vuelve a aparecer, pero estamos deseando verla en acción.

Esperemos que el debate no sea tan moral y más propio de la intriga y el humor. ¿Estás de acuerdo?

lunes, 26 de agosto de 2013

THE NEWSROOM - 1x02 - News night 2.0


Seguimos con atención el segundo asalto de esta arrasadora serie de reporteros.

La velocidad no se disipa en los 58 minutos que dura el capítulo, esta vez menos introductorio y lleno de tensión. El noticiario ha de salir bien y alguien ha fallado en su misión debido a temas personales, que nos ayudan a comprender a cada personaje, algo estereotipados, pero fieles a su rol en la serie.

La trama y nudo se gesta esta vez desde la incipiente ingenuidad de la chica rubia e insegura, Maggie Jordan. Intentan cubrir sus espaldas pero el problema ya está servido. No sale el programa como debiera, lo que da lugar a una prevista reprimenda. Pero el duelo principal vendrá por un error de MacKenzie, productora ejecutiva, que desvela el "internal affair" que dio lugar al conflicto con el jefe. Una relación infructuosa condenada al intento y al fracaso que retuerce al resto de trabajadores con ellos, pero también permite más sinceridad por parte de Will, nuestro protagonista presentador.

Las discusiones, el juego de tirar de los hilos para manipular según los intereses de cada uno empiezan a afrontar sus funciones y se ven rencillas interesantes. El desenlace temporal es algo insustancial, pero digno de un buen día de trabajo. El sentimentalismo queda demasiado al descubierto a pesar del guión nuevamente exacto y directo.

Las palabras de Sorkin siguen valiendo toda la serie, ya que la temática se viene abajo cuando nos muestran el discurso moral. Por ello que el conjunto debe estar sostenido en ese guión tan rítmico, de otro modo puede caer en la banalidad.

Un detalle agradable es la presentación de un nuevo personaje, Sloan, periodista especializada en economía que gusta mucho a MacKenzie y parece de una aplastante brillantez. Su soltura y lucidez promete conversaciones más rápidas si cabe, además de su atractivo incuestionable.

Las noticias no son frescas, pero el pescado se vende. Seguimos adelante con esta arrasadora trama de periodismo que cada minuto se acerca más a un drama personal. El humor acaece con cuentagotas pero surge espontáneo y rigurosamente franco. Veamos qué nos traen en el tercer capítulo.


¿Ya te has enganchado como nosotros? Dinos qué personaje te gusta y cual desecharías.


Por Javier Moreno





domingo, 25 de agosto de 2013

THE NEWSROOM. Episodio piloto: We just decided to.


La HBO vuelve a demostrar su confianza en los buenos escritores.

Al mando de un episodio piloto, Greg Mottola. Sin embargo, quien se esconde tras la redacción (newsroom) no es otro que el guionista de "El ala oeste de la Casa Blanca" y "La red social", el grandioso Aaron Sorkin.

La cadena de moda en cuanto a series nos trae esta fresca aunque conocida historia de reporteros, fama, trabajo en equipo y relaciones personales. THE NEWSROOM es la redacción en la que se muestran las noticias en vivo que tanto gustan en el país de la "libertad". Y nos metemos de lleno para ver cómo se manejan los hilos de un negocio afligido por los mercenarios, el bótox y los chismorreos.

Televisión, opinión y discusiones asedian nuestras retinas durante los primeros minutos. Estamos en un programa televisivo que pretende dar una visión patriótica metiendo el dedo en la llaga de los invitados. Carne fresca para la cada vez más adormilada audiencia. Nos dan una lección de superación (está claro que el receptor es el gran público estadounidense) y una supuesta autocrítica para que entendamos que podemos mejorar. Discurso perfecto, bocas abiertas y sorpresa: "Esto es América". Entonces rompemos con la cámara y fuera de luces aparece la hipocresía, división mediática que adolece por ser tema muy manido.

El piloto comienza con este bombazo, que desencadenará toda la trama que veremos a continuación, y no hace falta ser un fan de la comunicación para sentirse atraído por el descarrilamiento de este tren de mercancías. Nos asalta y nos mezcla con la trama a golpe de revés por segundo en cada mejilla. Sin embargo, la serie parece destinada a contarnos el día a día, más cercana que elitista. Aparecen los créditos iniciales y la banda sonora y añoramos una casa familiar, unas series sin prisa y volvemos a los años 90. Más que escogido tema, con la intención de volver a aquellas series que emocionaban por la historia que contaban, más allá de aliens, zombies o explosiones intrigantes. El guión está de moda, al menos en la HBO. Y con el título, para dar comienzo al capítulo... Aaron Sorkin se reserva el lugar privilegiado, y es que ese nombre es garantía de unos minutos de incesante atención. Saldrá redondo.

El elenco cuenta con actores y actrices muy reputados, aunque muchos nos suenan sin recordar de dónde. A la cabeza Jeff Bridges y Emily Mortimer, pero aquel Dev Patel de "Slumdog Millionaire", John Gallagher Jr, Alison Pill y Thomas Sadoski, amen de otros más, condecoran la que de momento está siendo serie revelación.

Emily Mortimer llega para dirigir y producir el programa del afamado Bridges, presentador de las noticias. En un ambiente de hostilidad permanente, habrán de golpear sus egos hasta herirse y necesitarse, por lo que las conversaciones se vuelven ácidas, punzantes y de ingeniosa maldad. Las funciones de cada personaje están por definir, excusa perfecta para que conozcamos cada perfil. La situación en la redacción acaba de dar un vuelco y somos testigos. El presentador ha decidido mojarse en un tema político y ha hecho saltar por los aires la máscara mediática de propaganda. Su equipo se resquebraja y será momento, forzado por el mandamás, de reubicar a cada uno donde haga mejor su trabajo.

Hay un tono de cercanía en los planos, algo de humor por la rapidez y la provocada situación extrema. Y de nuevo nos traen el repetitivo discurso: "Yes we can", o "We can do better" (Podemos hacerlo mejor).

La rapidez para la toma de decisiones es de guión acertado y lúcido. Estrépito e irritación en los ojos de no parpadear, la acción resulta intrusiva y nonos alejamos ni para estornudar. Estados Unidos sigue siendo el centro del universo y toda la trama gira en torno a mejorar el país, pues sólo vemos nuestro ombligo, pero no podemos exigirles nada diferente. Convierten la noticia en la esencia de la vida (demasiado artificial) y en un intento fastuoso, tal y como se viene haciendo últimamente en el mundo del noticiario, llevan el show televisivo al límite para que el mundo siga girando. Un tópico algo ingenuo. Sus noticias siempre van ligadas a la controversia, luchando por ganar audiencia y medrar en la ganancia, con la seguridad informativa en segundo plano. También aparecen las míticas mamarrachadas de los empleados subiditos de autoestima, pero es que a ellos les encanta el espectáculo.

No todo son buenas palabras para la serie, pues el tema ya se ha tratado con anterioridad y no hay mucha originalidad, pero el capítulo piloto nace y se desarrolla en el máximo posible. Rozan la hora y cuarto de infarto, con palabras directas al estímulo, datos que se almacenan sin más importancia y lecciones morales que iremos tragando con resignación.

Asombro y afimación se juntan en mi rostro para recomendar esta serie que hace unos meses nadie mencionaba. Sigamos y veamos qué nos depara más adelante.




Por Javier Moreno